Una de las consecuencias de la conquista de Gran Canaria, 1477/1483, fue el reparto de la tierra y de las aguas de la zona de la cumbre de la isla. Para su aprovechamiento se construyeron minas para captarla, largas acequias y canales para transportarla hasta las tierras bajas así como elementos para su distribución.
El Barranco de la Mina toma el nombre de una mina que trasvasa aguas de la cuenca de Tejeda a la de Guiniguada y que mantiene, a su vez, el pequeño curso de agua permanente.
La ruta está salpicada por un rico patrimonio agrícola y etnográfico, que nos evoca la laboriosidad de los agricultores, basada en técnicas tradicionales trasmitidas de padres a hijos, conservando una buena parte de los valores tradicionales de esta zona rural.
La abundante vegetación, el cantar de los pájaros, varios saltos de agua encajonados en la roca volcánica y el agua corriendo por el fondo del barranco, nos acompañarán a igual que un pequeño bosque de pinos canarios durante una gran parte del recorrido.
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